Justicia

En Líbano suenan los tambores,
en mi ciudad tumbados, los cartones
cubren personas perdidas
observadas por genocidas.

En Jerusalem un muro se lamenta
y sus hombres fomentan la tormenta,
los civiles huyen como ratas
al compás de las contratas.

América vende un sueño zafio,
asesina en pos de la venganza
mi ciudad hiere como una lanza

en el costado de aquel que marcó el tiempo
sólo me queda mi silencio
el animal de mi ciudad se desvarata
a cada gesto.

No hay argumentos.